Para Yuyi y Luis
Dentro del apartado del Madrid
desconocido, no puedo olvidarme del Cementerio Británico o Alemán, pues también se
le conoce por ese nombre. Un lugar al estilo europeo y sin esa puntita hortera
con la que los españoles nos relacionamos con la muerte.
La cuestión es que en los cementerios católicos de la
capital no dejaban enterrar a personas de otras religiones. Por eso los ingleses
compraron unos terrenos entre Carabanchel y la pradera de San Isidro, terrenos
donde se ha permitido enterrar a gente de todas las religiones, incluso de la judía
y musulmana.
Está limitado por las calles de Inglaterra, Irlanda y
comandante Fontanes. Desde su perímetro, todas las viviendas -algunas unifamiliares-
tienen vistas al lugar, que contemplado desde las casas se asemeja a un
tranquilo y recoleto parque con esculturas, árboles y artísticas tumbas.
Hay muchas tumbas o panteones de gente conocida, como el
panteón de la familia de banqueros Bauer, antecesores de los Rothschild, de
estilo neoegipcio y con inscripciones en hebreo.
También hay un monumento a la familia Parish, (los del Circo Price), tumbas de la familia Loewe y de los Lhardy, (del restaurante madrileño del mismo nombre donde se toma un riquísimo cocido) o Embassy (los de la pastelería). Sobre las lápidas figuran inscripciones de 43 nacionalidades distintas.
Hoy en día el cementerio está bastante descuidado y muchas
de las lápidas rotas, una vegetación que crece a su aire y un aire ciertamente
melancólico pero en absoluto tétrico ni aterrador. Un gusto vivir cerca.
Recomiendo su visita.
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